lunes, 27 de marzo de 2017

Una guerra que ninguno de los dos quería ganar.

Llevaban luchando aquella absurda guerra entre ellos desde que tenían uso de memoria. Ya ni siquiera recordaban por qué estaban peleando. Ya más que una necesidad, se había convertido en una costumbre. 

En realidad no podían vivir el uno sin el otro. ¿Qué sentido tendría su existencia sin esa eterna guerra? Solo uno de ellos podría salir ganando, un empate no era una opción.

Y así seguían, día tras día, peleándose por demostrar quién quería más a quien en aquella relación. Esa era una guerra que ninguno de los dos quería ganar.

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