viernes, 24 de marzo de 2017

Simios.

No puedo evitar indignarme cuando se habla de acoso escolar como si fueran cosas de niños. Solo la gente que no lo ha vivido en carne propia o en alguien de su entorno puede decir algo así. No señores... El acoso escolar no es solo cosas de niños. Es una realidad que nos negamos a ver, pero que, por desgracia, es algo que está muy presente en la vida de muchos niños y, por consecuencia, de sus padres. 

Tal vez el principal problema sea que los niños de hoy en día crecen demasiado deprisa, rodeados de violencia por todos lados. El hecho de resolver las cosas a golpes les parece lo más natural que puede haber en este mundo. La ley del más fuerte es lo único que vale. Por ello se comportan como si fueran simios, haciendo valer su ley por la fuerza y, de paso, alimentando un poco su baja autoestima y su ego. El resto del grupo se ve entonces en la obligación de tener que decidir. Si seguir al simio mayor con ese estúpido juego o si ponerse de parte del acosado y sufrir las consecuencias. No hay mucho que pensar. Es pura lógica. 

Y de este modo el acosado se encuentra completamente solo, soportando esa tortura día tras día, sin poder hacer absolutamente nada. Para acabar de rematar el problema, los centros escolares miran hacia otro lado y se autoconvencen de que en sus colegios o institutos no pasa nada de eso. Negar el problema es infinitamente más sencillo que hacerle frente. 

Para resolver el conflicto obviamente hay que centrarse en todos los puntos, pero creo que se arreglarían muchas cosas si se dejase de educar a los niños como si fueran simios y se empezase a educar a seres humanos, conscientes del daño que pueden llegar a hacer.  

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